Tengo una especie de tormenta de ideas tronando en mi cabeza. No es igual al modelo típico en el que un grupo de personas se reúne para proponer y discurrir entre todos, mi modelo es individual y las propuestas parten de algún remoto lugar cuyo flujo no consigo cortar sin que entorpezca todo lo que tengo entre manos. No es que venga a presumir de ello, me siento como si fuera víctima de algún desequilibrio psicológico que me hace abandonar lo que está a punto de terminarse antes de meter la pezuña irreversiblemente o antes de comprobar que me he metido en camisa de once varas. Quizás debería gestionarme mejor y no hacerme caso en esas circunstancias, pero una no aprende…
Procrastinar… le llaman (remolonear, decía mi abuela). Sea por lo que sea lo dejo para luego y luego no acaba de tener fecha en el calendario. Así que me he alejado de la tormenta para asumir este jersey. Le he llamado «El jersey de la Transición». El resultado está controlado, me ha proporcionado mucho relax y la rubita que lo lleva está encantada con que le tenga tan bien tomadas las medidas (sobre todo las de las manías). Así, sin tener que pensar demasiado en lo que tenía en las manos, he podido pensar más en lo que dejaba para luego. En breve os lo enseño… si no me da por procrastinar, así a lo loco ; )
Jatinha 
¡¡uf, qué alivio!! al leer el título se me vino a la cabeza un rollo de esos ‘de niña a mujer’ y al final solo era que sigues fatal de lo tuyo
Jajaja!!!!! No me lo habría perdonado jamás, así que entiendo que te tranquilice que siga tan desequilibrada como siempre. Intento mentalizarme de que la genialidad crece en mentes atormentadas…uy, espera que esta terapia tiene efecto rebote, ahora me busco otra contra el ego y a ver que pasa ; )