Parece que ya le voy viendo la cara a mi particular «bestia parda», esa que ha conseguido derivarme por intrincados ramales en los que resuelvo puzzles, en otro momento imposibles, con el único fin de hacerme salir del camino principal.
Según alguno de los ríos de tinta que corren por internet con respecto al título de esta entrada: dudar es una forma de procrastrinar/remolonear, y, aunque es muy posible que esa sea la razón principal, creo que para mi empieza a formar parte de un ritual asociado a creencias que aún no puedo identificar.
Mirándolo así me veo a mi misma como veo a mi perro dando una y otra vuelta alrededor de su manta para enfocar mejor el momento del lanzamiento en plancha, hasta 15 vueltas le contabilicé una vez mientras empezaba a perder los nervios y sentía cada vez más ganas de sentarle yo misma… no lo hice, pero me quedé muy aliviada cuando terminó el proceso.
A ver cuántas vueltas soy capaz de aguantar sin quemarlo todo… por lo de pronto ésta es mi segunda vuelta, en forma de calcetines. El momento era el ideal (frío que pela), además llevaba tiempo intentando hacerlos pero siempre me había parecido un poco lioso…hasta ahora… en un volao, con las benditas agujas circulares y uno de los mejores tutoriales que encontré por el camino (lo había intentado con otros pero éste, además de sencillo es el que mas me gusta). Me quedaron un poco justitos, pero es lo que tiene el primer intento, siempre es un borrador.
Ahora, con un café en las manos, mis pies calentitos y la mesa de trabajo recién ordenada estoy preparada para lanzarme de cabeza a… mi tercera vuelta de perro